martes, junio 21, 2011

El Condicionamiento.

         Este fenómeno, que se manifiesta en seres humanos, animales, peces y plantas, puede ser inducido o puede darse circunstancialmente,
Nadie nace totalmente en el aislamiento 
 veamos algunos ejemplos:

         Las plantas; si colocamos un árbol que por naturaleza debería crecer muy alto y lo sometemos a un recipiente muy pequeño (Bon say) el resultado será un pequeño árbol, fue condicionado para ser pequeño. Si colocamos una semilla de cualquier planta en un baso pequeño, germinara y su proceso de desarrollo será condicionado a el espacio disponible y se quedara pequeño.

         Los peces; Al colocar en una pecera un vidrio para dividir el espacio, los peces, al topar con el vidrio regresan por no poder pasar, esto se repetirá por muchas veces, al cavo de un tiempo retiramos el vidrio que divide el espacio dentro de la pecera y los peces seguirán comportándose como si el vidrio estuviera en el lugar de donde se retiro, y se seguirán comportando así, hasta que algún cambio en la pecera les haga tomar otra conducta.

          Los animales; El animal mas grande y mas inteligente conocido es el elefante, los domadores de elefantes colocan en el animal una fuerte cadena la cual anclan a un lugar que resista los tirones que el elefante pueda aplicar, este intentara soltarse, lo repetirá por muchas veces pero al no obtener resultados llegara el momento que desistirá de la idea y no se moverá sino cuando el domador lo conduzca. En adelante el domador no lo sujetara más a ningún lugar pero dejara en su pata un amarre el cual ara que el animal no se mueva del lugar donde se dejo hasta que el domador lo conduzca. Con el paso de los años quitara también el amarre de su pata, ya estará total mente dependiente del domador, condicionado a la voluntad del domador.
         
          El hombre; todos nos vemos afectados por el condicionamiento social o el sistema de valores a que hemos sido expuestos, cada niño absorbe naturalmente las creencias y los valores de su entorno.
Todos estamos socialmente condicionados para pensar de cierta forma,  nuestras creencias son el resultado del ambiente en que nos tocó nacer, y la sociedad donde nos criamos. El condicionamiento social no constituye una base robusta y racional para forjar valores, debemos adoptar la capacidad para analizar nuestra postura para verificar si nuestros valores son correctos,  o somos autómatas intelectuales o marionetas de la sociedad, se puede ser del todo normal, solo que no lo suficientemente independiente como para cuestionar lo correcto o incorrecto que estamos  a punto de hacer. Aunque somos mas inteligentes que los elefantes, y no actuamos instintivamente como los peces, ni estamos sujetos a condiciones naturales como la plantas, de igual manera podemos ser condicionados, depende nosotros mismos si queremos ser esclavos o no.  
       
 Todos somos responsables de elegir nuestras creencias, pero sin la fuerza necesaria para cuestionar la autoridad y desafiar las normas, podemos caer en las garras del mal, si la oportunidad y las circunstancias son las indicadas, todos estamos condicionados para aceptar un determinado conjunto de creencias, el condicionamiento social nunca constituye un fundamento válido para basar nuestras convicciones, todos somos moralmente responsables de desarrollar una idiosincrasia autónoma, replantear las bases de nuestras creencias y buscar la verdad equilibradamente, sin fanatismo ni idealismo.
        
 El fanatismo y el idealismo. Dos extremos de una misma realidad, ambos están dispuestos a realizar enormes sacrificios por el objeto de sus convicciones, pero por motivos absolutamente distintos.

Al fanático lo que menos le importa es la verdad, se mantiene en su postura con una mente cerrada, a pesar de las pruebas que lo contradicen, los fanáticos no están abiertos al dialogo, no piensan en nada mas que en su propio ego.
        
El idealista está comprometido con sus creencias, independientemente de cuan minoritarias o exigentes sean,  los idealistas están abiertos al dialogo, dispuestos a que se les demuestre que están equivocados, se preocupan de que su causa sea justa, no de su propio ego. 

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