domingo, diciembre 25, 2011

Una historia especial de Januca.


"Cuando el emperador griego, Alejandro Magno, murió, su imperio fue dividido. Antíoco Epifanes de la dinastía Seléucida, obtuvo la región de Israel y Siria. Él quería que todos fueran como los griegos. En un principio, los judíos no cambiaron su forma de ser, entonces él hizo decretos malvados. No más Shabat, no más celebraciones judías, no más estudio de Torá".
"Desafortunadamente, hubo judíos que cedieron. Ellos cambiaron sus nombres para que sonaran más griegos. Abraham se convirtió en Gregorio y Débora se convirtió en Dorotea. Sus ropas empezaron a parecerse más y más a las griegas, así, muchos judíos se asimilaron (abandonaron el camino de sus antepasados). A los griegos no les molestaba dejar a los judíos vivos, mientras ellos dejaran de ser judíos".
El Templo de Jerusalén, era hermoso. La parte de adentro era imponente, todo mármol y oro. Estaba la mesa que tenía 12 bandejas de pan, y un altar de incienso. Lo más hermoso de todo, sin embargo, era la menorá de oro. Estaba majestuosamente de pie con sus siete lámparas de aceite, pero ninguna de las lámparas estaba prendida; El Templo había sido profanado por Antíoco y su ejército.
Los griegos querían mostrarles a los judíos que las creencias judías se habían acabado y que estaban pasadas de moda. Sólo la cultura griega “La religión de Alejandro, (Sofía), con sus ídolos estaba permitida".
En los montes de Modiín, una ciudad judía al norte de Jerusalén. Este era el pueblo donde vivió Matityahu ben Yojanan, y sus cinco hijos, Yojanan, Shimón, Yehudá, Eliézer y Jonathan.                                                                         Los soldados de Antíoco habían ido de pueblo en pueblo por todo Israel para romper el espíritu de los judíos. El objetivo de los griegos estaba claro. Lograr que los judíos abandonaran el camino del judaísmo (la única religión creada por Elohim). En el centro de Modiín, levantaron un ídolo (una estatua de Zeus) y empezaron a construir un pequeño altar para sacrificios. Llevaron un cerdo y llamaron a los judíos a ponerse en fila para participar en la celebración. Desafortunadamente, algunos judíos cedieron y participaron.
Matityahu ben Yohanan intervino. "Ustedes gentiles pueden hacer lo que sea que su rey quiera", afirmó "Sin embargo, nosotros somos judíos y nuestro Elohim, que es nuestro Rey, no nos permite tales abominaciones. Nosotros no iremos en contra de las reglas de nuestro Rey".
El temor de muchos judíos era inmenso. Un hombre judío Pensó que era mejor entregarse que enfurecer a los griegos. Él dio un paso adelante y fue voluntario para ser el primero en seguir las órdenes de los soldados.
Cuando Matityahu vio esto, Lo mato para prevenir que cooperara con los griegos, Matityahu gritó con toda su fuerza, "¡¡Quien quiera seguir siendo judío y luchar contra los griegos, que venga conmigo!!"
La mayoría de los judíos que estaban allí se unieron a Matityahu y a sus hijos y corrieron hacia las montañas. En las montañas ellos continuaron viviendo como judíos, y al mismo tiempo se prepararon para la guerra. Judíos de todas las tierras fueron a unírseles a las montañas.        Los griegos se prepararon para la guerra. Cada soldado estaba equipado con una armadura. Tenían muchas lanzas, espadas y flechas. Usaban cascos y tenían escudos en sus manos. Además, los griegos montaban elefantes y caballos. Ellos eran conocidos como los mejores luchadores del mundo. Los judíos por su parte se encomendaron a su Rey Elohim. Los hombres usaban cada uno talit y Tefilin. Ellos no se veían para nada como guerreros. Primero que nada, eran pocos en número comparado con el gigantesco ejército de los griegos. Segundo, ellos no eran ni cercanamente tan atléticos como los griegos.
Matityahu le dio a cada hijo una labor distinta para prepararse para la guerra. Yehudá fue designado líder del ejército judío. En su escudo él grabó en hebreo la palabra “Macabeo”  era la forma corta de decir "Quién es como Tú entre los poderes del cielo, O Elohim”.
Los judíos eran diferentes a los griegos porque ellos confiaban en Elohim. Durante un ayuno de tres días decretado por Yehudá, los judíos rezaron y estudiaron Torá. Esta era la forma en que los judíos se prepararon para la guerra. Después de esto, ellos se sentían listos.
Elohim estaba de su lado. La guerra comenzó. Los judíos ganaron batalla tras batalla. Ellos vencieron a los poderosos griegos, “un milagro en sí mismo”. Los pocos y débiles vencieron a los muchos y fuertes. Los soldados griegos que se las arreglaron para sobrevivir a la guerra terminaron escapándose lejos de Israel.

Yehudá y sus hombres lograron llegar a Jerusalén y encontraron el Templo vacío y en una gran confusión. Era un desorden total. Cada cosa sagrada se había convertido en impura. Empezaron a limpiar y a poner las cosas en su debido lugar.
Una de las primeras y más importantes tareas era preparar la menorá y prender sus luminarias. Pero sólo había aceite en una jarra (redoma) para un día.

El aceite para la menorá era hecho de aceitunas. Y como se tardaban ocho días completos para recolectar aceitunas nuevas y prensarlas para que den aceite puro, esta pequeña jarra no era suficiente para mantener la menorá encendida por tanto tiempo. "Después de un sólo día la menorá se apagaría de nuevo”
Un milagro ocurrió y el aceite duró por ocho días. La menorá se mantuvo encendida todo el tiempo. Al finalizar los ocho días, ya habían preparado suficiente aceite nuevo para utilizar y la menorá permanecería encendida indefinidamente.

El día que la batalla contra los griegos terminó, era el 25 del mes hebreo de kislev. (En el calendario gregoriano, el 12 de Diciembre aproximadamente) Veinticinco en letras hebreas es caf-hey, que se pronuncia ca. La palabra janu significa "ellos descansaron". En otras palabras, en hebreo, "ellos descansaron de sus enemigos el 25", se escribe Janu-ca.
Después de la victoria contra los griegos, los judíos decidieron marcar el 25 de kislev como una festividad judía. Cada año, al anochecer del 25, cada hogar judío enciende una menorá por ocho noches consecutivas. Esto es para publicar el milagro que ocurrió.
"los niños judíos en todo el mundo juegan al juego de la perinola o trompo (dreidel) en Januca. Las letras hebreas nun, gimel, hey y shin en cada lado de el trompito simbolizan; nes gadol hayá sham, “un gran milagro ocurrió allá”.   "Se comen rosquillas, en hebreo se llaman sufganiyot. Son rosquillas especiales fritas rellenas con mermelada. Se comen porque están fritas en aceite. Esto nos recuerda el milagro que ocurrió con el aceite"

Así es cómo lo hacemos:

La Menorá
La menorá debe tener lugar para ocho velas o lámparas de aceite más una novena llamada asmas. El asmas se enciende primero y se utiliza para encender las otras. No debe estar en el mismo lugar que las otras ocho. Usualmente está o más alto o más bajo, atrás o en el frente de las otras velas.

Hora de encendido
La hora de encendido difiere entre las distintas comunidades. Algunas la encienden justo mientras se está poniendo el sol mientras que otras la encienden tan pronto como oscurece. El mínimo tiempo que una vela debe estar encendida es 30 minutos después de que oscurece. Aquellos que utilizan velas de cera deben asegurarse que sean lo suficientemente largas para que duren por lo menos este tiempo mínimo.

Las Velas
Algunas personas utilizan velas de cera multicolores mientras que otras usan velas de aceite o lámparas de aceite ya que el milagro en realidad ocurrió con lámparas de aceite.

¿Dónde se debe ubicar la Menorá?
La menorá debe colocarse en un lugar donde la gente la vea. Algunos la ubican en la ventana para que las personas que pasen la vean desde afuera. De esta forma, el milagro será publicado. Otros la ponen en la parte izquierda de la entrada para que cuando entren a la casa se vean flanqueados por dos símbolos judíos importantes – la mezuzá a la derecha y la menorá a la izquierda.

¿En qué orden se enciende?
En la primera noche, se enciende la vela (o lámpara) del lado derecho. El asmas se enciende con un fósforo y se utiliza para encender la primera vela (o lámpara) de la menorá de Januca, la cual es usualmente colocada en el extremo derecha. En la segunda noche, se colocan dos velas (o lámparas de aceite) en la menorá al lado derecho. La nueva se enciende primero. Cada noche se agrega una nueva vela (o lámpara). La nueva siempre se enciende primero.
Las Bendiciones
En la primera noche de Januca, se recitan tres bendiciones. En las noches siguientes, sólo se dicen las dos primeras:
  1. Baruj Atá A'donoi Eloheinu Melej Haolam, asher kideshanu b'mitzvotav, v'tzivanu le'hadlik ner shel Januca. (Bendito eres Tú, Hashem, nuestro Dios, Rey del Universo, Quien nos ha santificado con Sus mandamientos, y nos ha ordenado encender las velas de Januca).
  2. Baruj Atá A'donoi Eloheinu Melej haolam, she'asá nisim l'avoteinu bayamim hahem ba'zman hazé. (Bendito eres Tú Hashem nuestro Dios, Rey del Universo, Quien ha forjado milagros para nuestros antepasados, en aquellos días en esta temporada).
  3. Baruj Atá A'donoi Eloheinu Melej haolam, shehejiyanu v'kiyamanu v'higianu la'zman hazé. (Bendito eres Tú Hashem nuestro Dios, Rey del Universo, Quien nos ha mantenido vivos, nos ha sostenido, y nos ha traído hasta este momento).
Basado en una historia original Hebrea de Efraim Sidon.

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